DE ENTRE LAS RUINAS
- Relato -

Ed. Huerga & Fierro, 2005.

ISBN 13: 978-84-8374-529-8
ISBN 10: 84-8374-529-1


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LA VIDA DE
ROSARIO ALEJO
EL AÑO QUE VIVIÓ

 

 



De entre las ruinas


Este libro obedece a la compulsión personal de Jaime Alejandre por la diversidad, la otredad, la heterodoxia. Una obra contradictoria, divertida y terrible, donde conviven armónicamente: el realismo, incluso con marcado caracter social; textos hiperbreves de herencia fantástica y estradiana; cuantos conceptuales cercanos a la filosofía o a la semántica cuyo verdadero significado se halla al llegar a su conclusión y encontrar allí un título que nos desvela que era otra la historia que se contaba; novelas cortas, una decimonónica, otra perodística, otra vivencia: tonos sarcásticos y solemnes; humor negro y desgarro. Y todo ello engarzado por puntadas hechas de poemas que sirven de hilanza, de guía. Tal vez precisamente de guía, ese cable con el que se indaga entre las ruinas para encontrar en ellas supervivientes.


Jaime Azcona


 

 

Veinticinco años haciendo el mismo recorrido cuatro veces al día. Salgo, tuerzo a la izquierda, paso uno, dos, tres semáforos. El cuarto semáforo, y cojo la M-30. Pero nada antes o después de ese cuarto semáforo tiene importancia. Mi vida entera está escrita en función de ese semáforo donde hace diecinueve años que a su pie no falta un solo día un ramo de flores frescas.
Diecinueve años interrogándome. ¿Quién pone las flores? ¿Cómo jamás faltan y nunca se ve la mano que las pone? ¿Por qué están ahí? ¿Quién puede tener tanto amor? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que muera quien las lleva allí? ¿O alguien le sustituirá o ya lo ha hecho? ¿Por qué están ahí esas flores, a quién recuerdan? ¿A la hermana que murió en un accidente de coche justo aquí cuando el otro hermano o la otra hermana se habían negado a montarse? ¿A la mujer amada que alguien perdió para siempre porque la vio con otro hombre pero que aún sueña con poder recuperarla? ¿O a aquella niña de ocho años que atropellé cuando cruzaba de la mano de su padre la tarde que volví borracho, riéndome, tan contento por ser todo un tío que se acaba de follar a una zorra de primera en un puticlub de la Nacional-II?

AMOR
(Del latín amor).

 

 

 

Liberado de mí mismo

 

a mí llegué

 

sin rumbos, áncoras, nostalgias.
¿Qué me queda entonces?,

 

aún me dije

 

Recorrer el rumbo de quien soy.
Arrojar el ancla en la ensenada

 

del que ya no se arrepiente.

Escribir este verso que no escucha

 

las seducciones del recuerdo.



 

 

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